jueves, 8 de septiembre de 2011

Los Medios de comunicación y San Cayetano

Cayetano, el santo que sólo da trabajo a los argentinos
El patrono que en el mundo veneran como protector de la paz y los enfermos, se convirtió en nuestro país en la esperanza laboral de miles de personas cada 7 de agosto.
Télam
Santo popular como ningún otro, Cayetano convoca cada 7 de agosto a cientos de miles de fervorosos promesantes que hacen su vigilia en la calle, para poder acceder a su santuario y rogar por un trabajo o agradecer por el pan concedido.

Primera curiosidad: a San Cayetano se lo conoce en el mundo como protector de la paz y los enfermos; sólo en la Argentina es el Patrono del Pan y el Trabajo.

Segunda curiosidad: originalmente se lo mostraba con un lirio en una mano, un libro en la otra y unos pajaritos sobrevolando la flor; luego le quitaron el libro y los pajaritos y surgió un Niño Dios en su brazo izquierdo; más tarde le agregaron la espiga de trigo, cambios que tuvieron su oportuna razón.

Su biografía indica que nació en Vicenza, Italia, en 1480; que fue conde; que estudió en varias universidades, que luego se hizo cura y fundó la Congregación de los Teatinos, a la que donó toda su fortuna; y que antes y después de todo eso, sirvió dos veces a la Iglesia para la paz entre los pueblos.

La primera, siendo conde, fue nombrado por el Papa Julio II en un importante puesto en la Cancillería de los Estados Pontificios, desde donde en 1505 logró evitar la guerra entre Venecia y Roma. Ganó con esto enorme prestigio pero lo abandonó todo: "Uniré mi propia vida a la Cruz de Cristo. Seré sacerdote", dijo.

La segunda vez fue en 1547, cuando el pueblo de Nápoles se rebeló contra el virrey español y la gente se enfrentó a las tropas de Carlos V en las calles y las plazas.

El cura Cayetano, que había rogado un acuerdo, enfermó gravemente y, sin dejar de rezar, murió a las cinco de la tarde del 7 de agosto de ese año. Pero esa misma noche, sorpresivamente, los embajadores del emperador acordaron una paz justa, milagro que el pueblo de Nápoles atribuyó a Cayetano.

Sus restos fueron enterrados en el cementerio de los teatinos, cerca de la Iglesia de San Pablo de Nápoles y, más tarde, colocados dentro, en la cripta del "Soccorpo", donde hoy se lo venera.

Un intelectual
De fuertes dotes intelectuales, Gaetano de Thiene -tal su nombre- había estudiado filosofía y teología, había obtenido su doctorado en Derecho Civil y Eclesiástico en Padua, y en 1516 se había ordenado sacerdote en Roma, todo lo cual justificaba que se lo representara con un libro en la mano.

Pero el 12 de abril de 1671, al momento de canonizarlo, se recordó que en la Navidad de 1517 Cayetano había tenido una visión: dijo que, mientras rezaba, la Virgen le había puesto al Niño Dios en sus brazos. Un episodio así no podía ser desoído por el papa Clemente X , quien se vio en la disyuntiva de quitarle el lirio o el libro, ya que no había un tercer brazo para ubicar al Niño. Se optó por quitarle el libro, ya que eso permitía ubicar al hijo de Dios cerca de su corazón.

De paso, también le suprimieron los pajaritos -aunque no molestaban a nadie- que, junto al lirio y al libro, traducían al fin y al cabo la esencia de Cayetano, de no preocuparse por el sustento, ya que "Dios proveerá".

Otro papa, Urbano VIII, ya había tenido muy en cuenta esto al beatificarlo en 1629 y disponer que "la imagen principal, que se ha de exponer en el templo, será representada con una vara de lirios en la mano y dos o tres pájaros posados sobre la misma. También tendrá un libro en el que se leerá: ?No se preocupen por lo que van a comer o con qué se van a vestir. Miren los lirios del campo y las aves del cielo; ellos están libres de esas preocupaciones'".

Tan liviano de riquezas se sentía Cayetano que en Roma fundó en 1523, con su amigo el obispo Juan Caraffa -luego, Papa Pablo IV- un instituto para formar prelados bajo normas muy especiales: no podían poseer rentas ni pedir limosna. Clemente VII los reconoció en 1524 como Congregación de Clérigos Regulares, pero hoy se la llama Orden Teatina.

Para su sustento, debían contentarse con lo que espontáneamente se les ofreciera; es decir, entregarse sin reserva en manos de la Providencia, según la máxima de Jesús: "No queráis tener solicitud angustiosa por vuestra vida, de lo que habéis de comer, ni por vuestro cuerpo, con qué lo habréis de vestir; porque nuestro Padre, que está en los cielos, cuidará de todo ello".

De la paz al trabajo
Cómo fue que Cayetano vino a recalar como patrono de la parroquia de Liniers (Buenos Aires) y se convirtió allí en el santo del pan y el trabajo, precisa de algunos datos previos:

a) María Mercedes Córdova donó en 1830 a las Hermanas del Divino Salvador el terreno para edificar allí una capilla.

b) La beata María Antonia de la Paz y Figueroa, miembro de esa congregación en Córdoba, fue enviada a Liniers para iniciar su labor religiosa que, entre sus obras, incluía la construcción de ese templo dedicado a San Cayetano como segundo patrono, en consideración a sus destacadas actuaciones diplomáticas y religiosas en la guerra.

c) En 1913 al templo se lo declaró Parroquia de San Cayetano. En 1937 se lo amplió y se le dieron las características actuales.

En el interín, allá por 1930, al San Cayetano de Liniers le había aparecido la espiga y se lo había comenzado a reconocer como Patrono del Pan y el Trabajo. Su nuevo rol surgió a consecuencia de la crisis mundial de 1929, que en Argentina desembocó en el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen.

Pobreza, inflación y desocupación fue el signo de los años que corrieron entre 1930 y 1940. Frente a este panorama, el padre Domingo Falgioni, a cargo entonces del templo de la calle Cuzco, se propuso reavivar la fe y la esperanza en Dios, mediante la intercesión de San Cayetano.

Hizo una campaña evangelizadora a través del diario católico El Pueblo y se le ocurrió agregarle a la estampa del santo algo que representara lo que a los fieles les hacía realmente falta. Se le ocurrió que una espiga sintetizaba el pan y trabajo, que era todo lo que la gente pedía en esos momentos.

La devoción creció de manera inusitada y pronto proliferaron casas y negocios en torno a la parroquia, dando forma al barrio de Liniers, que bien hubiera podido llamarse San Cayetano.

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