La carta abierta de Rodolfo Walsh a la junta militar, deja en claro que a partir del 24 de marzo de 1976, la represión pasó a ser desarrollada por las fuerzas armadas. La triple A se incorporó a los grupos represivos militares que operaban en forma clandestina.
A Diferencia de toros golpes militares, creo que esta vez la represión adoptó dos caras. Por un lado, tuvo una forma “legal” en el sentido que se atenía a las disposiciones públicas de la junta militar y que ellos creían la correcta. Éstos que se creían patriotas detuvieron a cientos de miles de personas por causas políticas o gremiales. Estas personas eran mantenidas “A disposición del poder Ejecutivo”, no eran sometidas a procesos penales, ni de acusación, y permanecieron años en esa condición, no podían abandonar el país y algunos que lograron escapar se exiliaron en otros países.
“Los patriotas militares” realizaron operativos militares de control en calles, rutas, barrios, casas, fábricas, etc. Identificando y deteniendo a quienes no compartían sus ideas. Pero y pese a su gravedad, estas acciones no fueron el centro del dispositivo represivo, por el contrario, la otra cara de la represión era abiertamente ilegal, ésta es la que Walsh describe en forma correcta, esta cara es la que la junta militar establece la pena de muerte, donde ninguna persona fue juzgada y condenada a esa pena. Sin embargo, al menos 1800 personas fueron halladas muertas. Este sistema, como la carta muestra, estableció la desaparición forzada de personas.
Para llevar a cabo este aberrante genocidio, se establecieron 348 centros de detención clandestinos y con ellos la palabra “desaparecido” se hizo común en el país. Organismos internacionales calificaron a ésta forma de represión como “Terrorismo de Estado” y yo agregaría que el suelo argentino fue convertido en ese tiempo como un gran cementerio, ya que los cuerpos de los desaparecidos estaban dispersos por tierra, ríos, mares y lagos.
El perseguimiento y la masacre se llevaron a Walsh como a tantos otros, es algo que nosotros no debemos olvidar, el “nunca más” debe ser no sólo dos palabras, sino algo más, un sentimiento que debemos llevar a flor de piel, durante toda la vida. Que las palabras genocidio, terrorismo, desaparecidos, se transforme en democracia, libertad, vida y amor.
Muy bueno.Lo comentamos en clase!
ResponderEliminarAbrazo.
tal vez piensen que insistir sobre la memoria es negar el futuro, yo creo que no, es construirlo!
ResponderEliminarAbrazo!