jueves, 18 de agosto de 2011

Harry Houdini - por Verónica Milesi


.:: Un ideal no siempre es sinónimo de bondad ::. 
 
IDEAL: “Ejemplo o modelo al que se aspira por considerarse perfecto en su clase”; ese es el significado de la palabra según la Real Academia Española; pero si nos basamos en la cotidianeidad…
“Un ideal”, toda persona transcurre su vida luchando o creyendo en un ideal; a veces éste puede ser el sentido de su vida o bien el motivo de su muerte.
“¿Vivir por un ideal o morir por un ideal?”
Ese es el interrogante a cuestión.
Un ideal no es necesariamente algo inmenso que cambiará, para bien o para mal, el mundo; no es obligatoriamente un suceso que nos convertirá en héroes. Un ideal, es un sueño, una creencia que se convierte en meta por la que estamos dispuestos a dar la vida por defenderla. Ese ideal puede ser tan humilde y multitudinario, como individual, ególatra y narcisista; como es el caso de Harry Houdini.
Houdini fue el más grande escapista e ilusionista de la historia, famoso en el siglo XX, comenzó sus carrera desde muy chico, y ya a los 11 años era experto en abrir cerraduras, durante su infancia viajaba y participaba en distintos circos que se trasladaban a lo largo de todo Estados Unidos, donde adquirió conocimientos que lo ayudarían a ser la importante figura en la que más tarde se convirtió.
Houdini no soñaba con cambiar el mundo, con terminar una guerra y conseguir la paz de un pueblo; no pensaba en luchar contra la hambruna, ni por los chicos desamparados…sin embargo él tenia un ideal a seguir, una razón que se convertiría en la causa de su vida, y ese fue…”ser el mejor del mundo, ser el mayor escapista del mundo” sin importar el precio, sin importar la prueba a sobrepasar. Guardaba en cada truco una trampa que lo ayudaba a terminar siempre victorioso. La gente asistía a sus demostraciones ya sea por curiosidad o creencia.
Ensayaba todos los días para cada nuevo desafío como lo fueron, encerrarse dentro de una caja fuerte, soltarse de cadenas que rodeaban todo su cuerpo, librarse de un chaleco de fuerza aún estando a metros de distancia del suelo colgado de un arnés; cualquiera de estas pruebas podía costarle su reputación, o lo que es más importante…su VIDA.
Así fue como en 1926, durante una gira por Norteamérica un seguidor enfrentó a Houdini desafiándolo a corroborar su, supuesta, fuerza muscular, prueba a la que el Harry aceptó sin oposición. En ella el joven golpeó con fuerza el abdomen de Houdini, pero como éste aun no estaba preparado (en posición acorde) para recibir los golpes, le produjeron la ruptura del apéndice que desembocaría, días mas tarde, en la efectual causa de su muerte.
Así es como debido a su incansable afán de demostrar todo el tiempo sus capacidades, sus límites y sus grandezas Harry Houdini falleció a causa de la prueba más simple e innecesaria de su vida.
Es así como el ideal de su vida, tan egoísta e individualista como él, lo llevó al final de su existencia, justo, en la cumbre de su carrera. 

  Verónica Milesi


HARRY HOUDINI: (1874-1926) 

Mago estadounidense de origen húngaro. Hijo de un rabino húngaro emigrado a Estados Unidos, desde niño participó, por lo general como trapecista, en espectáculos circenses ambulantes.  
Ehrich Weiss —alias Houdini, hijo de un rabino de Budapest— nació en 1874 y tomó su nombre artístico del mago francés Robert-Houdin. Su familia se trasladó a Estados Unidos cuando él era niño. A los seis años de edad hacia trucos de prestidigitación y de naipes, y a los 11 era ya experto en abrir cerraduras y desatar cuerdas. Pasó su juventud viajando en circos por Estados Unidos, y perfeccionando algunos de los actos que lo harían famoso.
Houdini ejecutó por primera vez su escape del bidón de leche. en San Luis, Missouri, en 1908. Se anunció como un “misterioso desafío a la muerte”, y que Houdini correría el riesgo de ahogarse. El truco residía en un revestimiento sin fondo oculto en el bidón. Houdini simplemente lo empujaba hacia arriba. 
   
La fama de Houdini se debió en gran medida a otros dos trucos asombrosos: “El muro de ladrillo” y “El escape de la celda de tortura china”. 

En octubre de 1926, durante una gira por Norteamérica, la confianza de Houdini en su fuerza muscular lo llevó a la tumba. Un día que se encontraba en su camerino permitió a un robusto estudiante de Montreal que le pegara varias veces en el vientre, pero como recibió los golpes antes de estar listo, cayó como fulminado.
Pereció dos días más tarde con el apéndice gangrenado y peritonitis (inflamación de la membrana que recubre el interior del vientre) en la siguiente escala de su gira: la ciudad de Detroit.



1 comentario: