Descendiente de irlandeses, nació el 9 de enero de 1927 en la localidad de Choele-Choel, provincia de Río Negro. Fue escritor, periodista, traductor y asesor de colecciones. Su obra recorre especialmente el género policial, periodístico y testimonial.
A los 17 años comenzó a trabajar en la editorial Hachette como traductor de cuentos policiales y como corrector de pruebas. Allí comienza su fascinación por el género y a los 20 comenzó a publicar sus primeros textos periodísticos.
Cuando se produjeron los fusilamientos de José León Suárez, Walsh estaba trabajando en la compilación de cuentos de la editorial Hachette. Una tarde de 1956, jugando al ajedrez en un bar de La Plata escuchó la frase "Hay un fusilado que vive". Nunca se le fue de la mente. A fines de ese año, comenzó a investigar el caso con la ayuda de la periodista Enriqueta Muñiz, y se encontró con un gigantesco crimen organizado y ocultado por el estado. Walsh decidió recluirse en una alejada isla del Tigre con el seudónimo de Francisco Freyre y con la única compañía de un revólver. El 23 de diciembre Leonidas Barletta, director de propósitos, denunció, a pedido de Walsh, la masacre de José León Suárez y la existencia de un sobreviviente, Juan Carlos Livraga.
A partir de esa frase escuchada, el periodista que dominado por su necesidad de saber la verdad y a medida que tira de la punta para ir desovillando el misterio se va transformando en investigador y escritor "...Ahora, durante casi un año no pensaré en otra cosa, abandonaré mi casa y mi trabajo, me llamaré Francisco Freyre, tendré una cédula falsa con ese nombre, un amigo me prestará una casa en el Tigre, durante 2 meses viviré en un helado rancho de Merlo, llevaré conmigo un revólver y a cada momento las figuras del drama volverán obsesivamente..."
Más allá de la historia y los crímenes que hay detrás de la novela "Operación Masacre" llama mucho la atención cómo un hombre como Rodolfo Walsh, escritor y periodista de alma, guiado por su don como profesional, llega hasta el fondo de los hechos sin importar las consecuencias, sin importarle siquiera su propia vida que es puesta en juego al ponerse a investiga sobre un tema en el cual se hace presente el PODER que quiere ocultar la VERDAD. ¿Cuál era la meta de este escritor? ¿Hacerse famoso o ganar plata con su investigación? Luchaba por la justicia misma, por la libertad de expresión, de profesión, de pensamiento. Se involucró en casos haciéndolos propios y tomando el dolor de otros como su propio dolor. Esto es realmente maravilloso, este periodismo no se puede apreciar hoy en día, ya que cada uno mira para su propio lado y buscando sus intereses particulares. La verdad es que cualquiera podría pensar que hay que tener ganas de cambiarse el nombre, la vida, dejar su trabajo y su casa por ir trás las huellas de un caso que nada cambia en su vida pero que en realidad esconde la verdadera escencia y pureza de Rodolfo Walsh, un verdadero hombre con ideales.
Haremos reflexiones sobre la narrativa de investigación de Walsh. Y de la corporalidad metafísica de la palabra!
ResponderEliminarAbrazo!